Roberto Contín, el cocinero por excelencia de Amaya, fue reconocido por su dedicación al club con la entrega, el pasado 10 de junio, de una “mandarra” honorífica entregada por el presidente, José Ramon Azkoiti.
Y es que Amaya es lugar de encuentro de familias y amigos y, como todo lugar de encuentro que se precie en esta tierra, la gastronomía ocupa un lugar prioritario. Un asunto que sigue ocupando gran parte del tiempo Roberto Contín. En sus más de 30 años como socio de Amaya, Roberto ha hecho valer sus dotes de cocinero y repostero para estar siempre al quite en los fogones, bien sea para reuniones multitudinarias o para otras en “petit comité”.
Atrás quedaron las comidas populares del día del socio “donde había que dar de comer a más de 200 personas, con tres primeros y tres segundos de categoría”, aclara. Aquellas comidas fueron a menos y ahora, en el nuevo txoko merendero, se organizan otras con menos asistentes pero con no menos expectativas culinarias, “la última fue una zarzuela de marisco para 30 personas”.
La cocina ha sido y sigue siendo la pasión de un hombre que desarrolló su labor profesional durante 20 años como cocinero y diez más como repostero del Hospital de Navarra “una profesión muy agradecida porque ofrecer buena repostería a quien necesita comer bien es un placer”.
Fuera de los fogones, Roberto Contín ha sido también referente en la sección de pelota “he jugado mucho a paleta goma. Muchas horas de dedicación, pero con poca calidad de juego -confiesa con sorna- aunque para mí es más importante el deportista que crea ambiente que el que consigue muchos trofeos. Eso, en la pelota y en el deporte en general”.
Roberto continúa hoy reuniéndose con sus compañeros pelotaris, pero en torno a la partida de mus en el bar de Amaya. “Si algo tiene esta sociedad es la armonía social de la que se disfruta; es un lugar muy de andar por casa, y eso se nota en todo”, reconoce. También sigue disfrutando de las reuniones familiares con su mujer, sus tres hijos y cuatro nietos, orgullosos todos ellos del reconocimiento del club hacia la figura de una persona entregada a su familia, a la gastronomía y a Amaya.