En Amaya conocemos lo importante que es conjugar alimentación y práctica deportiva y por eso, el pasado 18 de octubre invitamos a la nutricionista deportiva María Moreno a que nos ofreciera unas pautas en una charla que convocó a numeroso público en el salón social. María destacó que una dieta correcta y saludable está totalmente ligada al buen rendimiento deportivo. “Aunque seamos jóvenes y rindamos comiendo bollería o alimentos industriales -aseguró ante un público fundamentalmente joven- esto puede hacer que bajemos el rendimiento o no lleguemos al máximo de lo que somos capaces”.
En una adecuada alimentación para los deportistas, el mayor aporte calórico tiene que venir de los hidratos de carbono, como la pasta, patatas y arroz, explicó la profesional. Las frutas y verduras se pueden ingerir diariamente, mientras que el consumo de las legumbres debe ser más moderado. Por otro lado, las grasas también tienen que estar presentes, “sin pasarse”, en nuestros hábitos alimenticios como aquellas consideradas como sanas, que provienen del aceite de oliva o frutos secos, además de las grasas saturadas, tales como las que proceden de la carne, algún tipo de pescado, huevos y lácteos. Sin embargo, son las grasas trans o procesadas, que se encuentran por ejemplo en la bollería industrial, las que deberíamos evitar.
La alimentación en días de competición o entrenamiento
Antes de realizar un entrenamiento o competición, la ingesta de alimentos debería realizarse 3 o 4 horas antes del ejercicio y a base de hidratos de carbono de índice glucémico bajo como cereales integrales, vegetales y legumbres, así como proteínas fáciles de digerir; por ejemplo, el pescado. Después de realizar la actividad deportiva, la ingesta debe estar compuesta de hidratos de carbono de índice glucémico elevado, como arroz y patatas, frutas y proteínas de alto valor biológico (que proviene de los huevos, lácteos o pechugas de pollo) para una buena recuperación muscular.
La hidratación tiene un papel imprescindible. De este modo, se recomienda beber entre 2 y 3 vasos de agua antes del entrenamiento; durante la actividad cada 15-20 minutos de agua o una bebida isotónica, y después hay que restituir el agua perdida. “No hay que esperar a tener una excesiva sensación de sed porque ya estaremos deshidratados y es más difícil recuperar la hidratación”, recalcó Moreno.